En realidad, poco importa lo de «freelancer.» Sino que esta es una nueva etapa de mi vida y estos son los principios por los cuales voy a guiar mis proyectos y todo lo demás.
Este nuevo proyecto o trabajo…
1. ¿Da gloria a Dios?
«Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.» -1 Corintios 10:31.
Mi trabajo debe dar gloria a Dios. ¿Y eso cómo se hace? Haciendo las cosas bien, comportándome como uno lo espera de un creyente, manteniendo orden, transparencia y limpieza en mi trabajo. Aún si no llegara a tener la oportunidad de comentarle a un cliente que soy cristiano, si éste se enterase por otros medios, debe encontrar natural que lo sea, sin gran sorpresa.
Ejemplos de no dar la gloria a Dios: mintiendo, dejando pasar tiempo de más cuando se está cobrando por hora, haciendo alguna «viveza,» alguna «jugadita» «legal» para obtener algún beneficio o evitar algún perjuicio. Esto es difícil, «hecha la ley, hecha la trampa,» pero hay una línea de acción que, tanto mi Dios como los que me rodean, esperan de mí.
Lo peor que pueda pasar es que, por un mal comportamiento mío, de ocasión a una persona de hablar mal de Dios.
Lo mejor que puede pasar es que, por mi testimonio, una persona sienta curiosidad y reciba el Evangelio.
2. ¿Exije o tiene conflictos con el tiempo dedicado a Dios?
«No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.» -Hebreos 10:25
Uno de los motivos por los cuales elegí ser freelancer es para tener más tiempo para el Señor y Su obra, así que no debo usar esta libertad para llenarla de trabajo que interrumpan las reuniones. Mi trabajo no debe interferir ni con los Domingos, ni con las reuniones de la semana, ni con otras actividades que sean para Su servicio. Es tan sencillo como proponérselo y querer de verdad hacer esto. Cuando uno quiere realmente algo, encuentra o hace tiempo para ello. Yo soy creyente primero y freelancer después. Soy siervo primero y programador después. Soy soldado primero y consultor después.
Se supone que ahora tengo la libertad para elegir mi horario y que nadie puede obligarme a trabajar si yo no quiero. Obviamente que tengo una responsabilidad con mis clientes (sino chocaría con el principio 1), pero antes que nada y que nadie tengo una responsabilidad con Dios. Además, no hay horario de oficina que me impida irme a mi reunión y regresar para continuar, de amanecida si fuese necesario.
Cada Jueves llevo un estudio con los chicos. Para los dos temas anteriores usamos unas lecciones ya preparadas donde solamente hay que leer y responder las preguntas. Esta vez estamos llevando una lección acerca de la vida de José. Este estudio lo preparo en base a un libro en inglés, por lo que yo tengo que preparar la lección. Cada semana tengo que escribir cada una de las preguntas, observaciones y comentarios que quiero que asimilen bien y, por allí, algunos dibujos para llamar la atención y fijar cosas importantes. Con el horario que tenía antes no me habría sido posible hacer esto. Ahora cada Jueves trabajo mi medio tiempo para Peruserver y el resto de la tarde escribo lo que previamente he ido estudiando. No atiendo a mi cliente actual ni hago nada de ese proyecto, porque es el tiempo que he separado para ello. Y, gracias a Dios, mi cliente no tiene ningún problema.
3. ¿Apoya o beneficia alguna actividad reprobable del mundo?
«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.» -Romanos 12:2
No puedo condenar ciertas actividades con una mano y con la otra mano beneficiarlas. Este nuevo proyecto o trabajo, ¿apoya o beneficia alguna actividad reprobable del mundo? Una de las cosas que siempre he querido hacer es un portal de Ica — incluyendo un reducido Upcoming.org con feeds RSS a eventos, un directorio de venues, notificaciones cuando algún amigo va también a un evento, y un largo etcétera. ¿Pero cómo podría decir que ciertos eventos son inapropiados y por otro lado brindar una plataforma donde facilito su difusión? ¿Cómo podría enseñarle a mis alumnos a no frecuentar ciertos lugares y, al mismo tiempo, publicitarlo?
Esto no es nuevo. Hace varios años atrás, cuando Oliver y yo lanzamos CabiAvisos, un servicio de avisos clasificados, alguien quiso publicar un aviso de lo que elegantemente llaman «damas de compañía.» Teníamos en los Términos de Uso una parte donde se especificaba que estaban prohibidos los anuncios que atenten contra la moral y buenas costumbres, así que no acepté publicar el aviso. La persona volvió a intentarlo una y otra vez, repetidas veces. Tanto Oliver como yo le dimos de baja.
No cabe duda que estas cosas son difíciles, pero es lo que me he propuesto hacer. Simplemente no puedo ser mediocre. No soy perfecto, tengo muchos, muchos defectos y créanme que no hay que buscar mucho para encontrar algo sobre qué llamarme la atención. Pero mi meta, como lo es la meta de todo cristiano verdadero, es ser hecho conforme a la imagen de Cristo (Romanos 8:29).
La palabra «cristiano» significa «pequeño Cristo.» Si tu amigo Jorge tiene un bebito, es un chiste probable que le digas «Jorgito.» A los primeros cristianos los llamaban así porque se parecían a Cristo. Hablaban y actuaban como El lo hacía. De eso se trata.
Estoy de acuerdo si un creyente lee esto y dice: «esto es difícil.» Ciertamente lo es. Y mucho. En lo que nunca estaré de acuerdo es que un creyente lea esto y diga: «Jaime decidió hacer esto, pero esto no es para mí,» porque eso significa:
a) Que estás conforme con no darle la gloria a Dios, sino por el contrario, te prestas a que Su Nombre sea manchado.
b) Que te rebota igual si vas o no a las reuniones y servicio al Señor; no porque no puedas sino porque ni siquiera tienes el deseo sincero de salir de esa situación.
c) Que vives con un pie en el Mundo y con el otro pie en la Iglesia.
Vuelvo a estar de acuerdo: es difícil. Pero no imposible. Fallaré y tropezaré y me volveré a levantar. Nada más publicar esto aquí me impone una responsabilidad tremenda encima, porque sé que habrán una mayor cantidad de ojos mirándome y otra mayor cantidad de dedos dispuestos a señalarme.
Pero no puedo hacer lo contrario. La gloria es únicamente para Dios.