Redefiniendo y reprogramando el Miedo
Este es el segundo de una serie de tres posts. Haz click aquí para leer el primero.
Me es frecuente ver en las listas de correo del PLUG (el Grupo de Usuarios de Linux de Perú) personas que hacen preguntas que tendrían una respuesta inmediata si se atrevieran a probarlo.
Es entendible que la persona puede tener miedo a arruinar la configuración o malograr algo si intenta un comando o programa que le es desconocido. Es perfectamente razonable, sobre todo si la computadora o servidor es crítico o pertenece a un cliente.
Pero esto entra en contraste con la actitud hacker. Qué quiero decir con la «actitud hacker»? A aquella que no tiene miedo de romper algo para entender cómo funciona.
Es importante detenerme un instante y aclarar el término «hacker.» NO me estoy refiriendo a aquellos vándalos que destruyen por diversión o por falta de autoestima. NO me estoy refiriendo a personas que hacen daño. Estoy hablando de hackers en su término original: desde los fans de modelos de locomotoras hasta Leonardo Da Vinci.
Has visto a esos niños que les regalas un auto de juguete y a las pocas horas ya lo rompieron o desarmaron? Sí? Hay de los dos tipos:
a) Aquellos que lo hacen por descuido, por placer o por un intento triste de llamar la atención de sus padres.
b) Aquellos que lo hacen por curiosidad.
Los futuros Hackers pertenecen al segundo grupo. Su curiosidad por saber cómo es que el auto se mueve por sí solo es más fuerte que su deseo de conservar el auto intacto. Intentarán armarlo nuevamente, pero eso es un plus, una parte del reto.
Dicho en otras palabras, disfrutan más satisfacer su curiosidad que jugar con el juguete en sí. No les importa romper el plástico o perder un tornillo por ahí.
Obviamente, a veces lamentas haberlo roto. Todo tiene un precio.
La curiosidad te lleva a hacerte preguntas y a cuestionar cosas que otros dan por sentado, cosas que otros no quieren ni pensar porque les incomoda la idea que algo podría estar mal. Esta misma curiosidad con frecuencia te mete en problemas (Galileo, alguien?); pero el hacker vive resolviendo problemas. Su mundo está lleno de acertijos por revelar, problemas por resolver, barreras por romper.
Tengo una amiga que cuando vio la chapa de la puerta de mi oficina dijo: «Esta es de las fáciles.» Es la misma que me pidió que desarme mi celular nada más verlo y la que le brillaron los ojos cuando abrí el interior de mi primera laptop — para luego decepcionarse cuando ya no quise desarmarla más.
Lo tiene escrito en la cara: HACKER. Me muero de ganas de enseñarle todo cuanto sé.
La persona que mencioné al principio, la que tiene miedo de echar a perder algo, puede ser un gran entusiasta de la computación, considerarse un gran experto, leerse todas las revistas de computación y un largo etcétera; pero nunca va a llegar lejos, porque carece lo esencial, la pasión que define y caracteriza a un verdadero hacker: la curiosidad que no tiene miedo de malograr.
Así es como muchos borramos todo nuestro disco duro por error. :) Por supuesto que no queremos volver a pasar por eso, pero eso no nos detiene a recompilar el kernel conociendo la posibilidad de que no vuelva a reiniciar. No nos detiene a desarmar inexpertamente la PC para instalar una Sound Blaster Pro conociendo la plausibilidad de que no vuelva a encender. No nos detiene de mandar un hombre a la Luna conociendo la desconcertante tragedia que no podamos traerlo de vuelta con su familia.
Tienes miedo de malograr? Malogra.
Es como esa obra de arte llamada «Buscando a Nemo,» donde el extremadamente desconfiado papá le dice a su acompañante sobre Nemo, su hijo perdido:
– «No quiero que le pase nada!»
Ella, pensativa – «Eso es extraño…»
– «Qué cosa?»
– «Pues si lo proteges para que no le pase nada… pues nada le va a pasar.»
Es como participar en esos programas concurso donde puedes elegir el premio o perderlo todo con solamente elegir una puerta. La puerta ganadora? La puerta que te robe todo? Eliges abrir la puerta o quedarte con lo que has ganado hasta el momento?
Oh sí, puedes conformarte con lo que tienes hoy, con la seguridad del momento y no arriesgarte a ganar o perder.
No elijas esa opción. Elige abrir la maldita puerta. Sí, puedes perderlo todo, pero también puedes ganar. Y si no lo intentas, si no te arriesgas vas a vivir hasta el resto de tus días con la pregunta hiriente de siempre: «Y qué si hubiera ganado?»
«Y qué si me lo concedían?»
«Y qué si ingresaba?»
«Y qué si me daban el aumento?»
«Y qué si ella también me quería?»
Como dice mi amigo Oliver, «Sólo hay una forma de saberlo.»
No me importa que no tengas una computadora. Tú eres una máquina. Hackéate a tí mismo.
Sí, te puedes romper las rodillas en el intento. Sí, puedes perder tu trabajo, perder todo tu dinero, ir a la cárcel, ser objeto de burla, que te asalten, que hagan trizas tu corazón, que te mates saltando del avión a más de mil metros de altura.
«Qué rayos estás haciendo?» te van a decir. «Estás loco!»
Y qué vas a contestar?
«Sip. Se me perdió un tornillo por ahí.»
6 Replies to “Redefiniendo y reprogramando el Miedo”
Comments are closed.
yo curioseaba sobre como funcionaba pero nunca deje inoperables mis objetos de estudio :D
Hehe, no siempre sucede — el punto es que uno arriesga y está más expuesto a un juego distinto de circunstancias.
Hola Jaime… bien extenso tu posts!!!
Segun mi punto de vista, el 70% de las personas que preguntan en la lista…no quieren ser hackers, ni asomarse a algo por el estilo… ni tener su modo de operar de los mismos….son solo administradores de red ( multifuncionales).
Personas que solo quieren una ayuda RAPIDA…pues tienen un problema que tienen que solucionar rapido….pues tienen otras tareas.
Bueno…. es un punto de vista, de como muchas personas piensas antes de poner sus preguntas en la lista.
José, tu punto es válido y apropiado que lo menciones. Hay ocasiones que necesitamos resolver un problema o salir de un apuro y nada más. Ya es una necesidad, no un aprendizaje.
Eso no nos quita tener un espíritu hacker.
[…] Esta es la tercera y última parte de una serie de posts: – Redefiniendo y redibujando el Miedo – Redefiniendo y reprogramando el Miedo […]