Experiencias practicando con el teclado

Ahora que estoy tocando más mi nuevo teclado Yamaha PSR-E303, me decidí a comentarles algunas cosillas interesantes.

Estoy animado a terminar de componer una pieza que empecé en el 2005. La empecé con mi controlador Edirol PCR-30, pero como solo tenía 32 teclas (2 octavas y algo más) la continué en un viejísimo Casio CTK-480 (4 octavas). No solo quiero terminarla, sino también poder tocarla de pies a cabeza con perfección. Sucede que tengo muchas composiciones que he hecho con la computadora, pero ni siquiera sé qué notas son o cómo se tocan. Efectivamente, no soy buen pianista. Mis habilidades para componer están limitadas por lo que me es físicamente posible tocar. Con la ausencia total de la computadora ya no se puede hacer trampa y tocar arpegios a velocidades vertiginosas. :)

Todos mis intentos por aprender de una buena vez a leer partituras han fracasado. Me demoro mucho, termino olvidándome y volviendo a aprender lo mismo que había aprendido la última vez. Ya que tampoco puedo escribir música, para componer tenía que aprenderme de memoria cada parte nueva que hacía. No me quedaba otra, o era memorizarlo o perderlo. Como este E303 puede grabar, me he salvado en un par de ocasiones, pero ya llené la memoria flash.
Siempre me quejo que tengo mala memoria, pero para mi agradable sorpresa, puedo recordar completamente cada cosa nueva que compongo, si es que la practico repetidas veces, claro está. Pero también hay un par de movimientos que he olvidado y que recuerdo eran bonitos.

Si la música es relajante, imagínate cuánto más tocarla y poder vivir cada nota. Tocar un instrumento musical trae toda una serie de beneficios, tanto en tu estado de ánimo como en concentración, coordinación, ritmo y memoria. Para alguien que pasa la mayor parte del día programando y usando el sentido analítico, tocar el teclado es un excelente ejercicio para aquella parte del cerebro que no estoy usando.

Una de las mejores decisiones que hice fue tratar de añadir arreglos que me exigieran tocar cosas más complicadas. Hoy que trato de recordar las primeras versiones sin arreglos me digo, «ugh.» También decidí acelerar el tempo de una segunda parte y queda mejor y más llamativo.
Es satisfactorio también notar cómo la práctica hace que uno vaya mejorando. Me doy cuenta del progreso. Es como si de un momento a otro, una parte en la que siempre te equivocabas, ahora simplemente te sale bien. Así de sencillo. He pasado un montón de frustraciones (y el clásico puñete desafinado en todo el teclado) para varias partes que ahora puedo tocar sin dificultad. Nunca llegaré a ser un Jordan Rudess, pero qué importa, yo no soy Jordan Rudess. Mientras pueda tocar mis propias composiciones, esto contento.

El metrónomo de este E303 también me ha ayudado mucho. Fue toda una revelación ver cuánto me adelanto. Ahora que estoy tocando con el metrónomo mis composiciones suenan más fluídas y presto más atención al tempo. Me doy cuenta cuando empiezo a adelantarme. Inclusive cuando cantamos coros en la iglesia me doy cuenta que siempre nos salimos del tempo.

Por último, queda confirmado que la sensibilidad de velocidad de mi controlador PCR-30 o tiene algo de malo o simplemente no es para mí. Siempre pensé que era problema mío que una nota por allí sonaba más fuerte que las demás. Por ejemplo, hay pasajes que toco suave y en eso PLAF! suena una nota fuerte o una nota tan ligera que ya es inaudible. Eso es extremadamente frustrante y molestoso. Con el E303 no me sucede eso, lo que significa que no son mis dedos.

No sé si alegrarme o lamentarme.

Principios para un cristiano freelancer

En realidad, poco importa lo de «freelancer.» Sino que esta es una nueva etapa de mi vida y estos son los principios por los cuales voy a guiar mis proyectos y todo lo demás.

Este nuevo proyecto o trabajo…

1. ¿Da gloria a Dios?
«Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.» -1 Corintios 10:31.

Mi trabajo debe dar gloria a Dios. ¿Y eso cómo se hace? Haciendo las cosas bien, comportándome como uno lo espera de un creyente, manteniendo orden, transparencia y limpieza en mi trabajo. Aún si no llegara a tener la oportunidad de comentarle a un cliente que soy cristiano, si éste se enterase por otros medios, debe encontrar natural que lo sea, sin gran sorpresa.
Ejemplos de no dar la gloria a Dios: mintiendo, dejando pasar tiempo de más cuando se está cobrando por hora, haciendo alguna «viveza,» alguna «jugadita» «legal» para obtener algún beneficio o evitar algún perjuicio. Esto es difícil, «hecha la ley, hecha la trampa,» pero hay una línea de acción que, tanto mi Dios como los que me rodean, esperan de mí.

Lo peor que pueda pasar es que, por un mal comportamiento mío, de ocasión a una persona de hablar mal de Dios.

Lo mejor que puede pasar es que, por mi testimonio, una persona sienta curiosidad y reciba el Evangelio.

2. ¿Exije o tiene conflictos con el tiempo dedicado a Dios?
«No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.» -Hebreos 10:25

Uno de los motivos por los cuales elegí ser freelancer es para tener más tiempo para el Señor y Su obra, así que no debo usar esta libertad para llenarla de trabajo que interrumpan las reuniones. Mi trabajo no debe interferir ni con los Domingos, ni con las reuniones de la semana, ni con otras actividades que sean para Su servicio. Es tan sencillo como proponérselo y querer de verdad hacer esto. Cuando uno quiere realmente algo, encuentra o hace tiempo para ello. Yo soy creyente primero y freelancer después. Soy siervo primero y programador después. Soy soldado primero y consultor después.
Se supone que ahora tengo la libertad para elegir mi horario y que nadie puede obligarme a trabajar si yo no quiero. Obviamente que tengo una responsabilidad con mis clientes (sino chocaría con el principio 1), pero antes que nada y que nadie tengo una responsabilidad con Dios. Además, no hay horario de oficina que me impida irme a mi reunión y regresar para continuar, de amanecida si fuese necesario.

Cada Jueves llevo un estudio con los chicos. Para los dos temas anteriores usamos unas lecciones ya preparadas donde solamente hay que leer y responder las preguntas. Esta vez estamos llevando una lección acerca de la vida de José. Este estudio lo preparo en base a un libro en inglés, por lo que yo tengo que preparar la lección. Cada semana tengo que escribir cada una de las preguntas, observaciones y comentarios que quiero que asimilen bien y, por allí, algunos dibujos para llamar la atención y fijar cosas importantes. Con el horario que tenía antes no me habría sido posible hacer esto. Ahora cada Jueves trabajo mi medio tiempo para Peruserver y el resto de la tarde escribo lo que previamente he ido estudiando. No atiendo a mi cliente actual ni hago nada de ese proyecto, porque es el tiempo que he separado para ello. Y, gracias a Dios, mi cliente no tiene ningún problema.

3. ¿Apoya o beneficia alguna actividad reprobable del mundo?
«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.» -Romanos 12:2

No puedo condenar ciertas actividades con una mano y con la otra mano beneficiarlas. Este nuevo proyecto o trabajo, ¿apoya o beneficia alguna actividad reprobable del mundo? Una de las cosas que siempre he querido hacer es un portal de Ica — incluyendo un reducido Upcoming.org con feeds RSS a eventos, un directorio de venues, notificaciones cuando algún amigo va también a un evento, y un largo etcétera. ¿Pero cómo podría decir que ciertos eventos son inapropiados y por otro lado brindar una plataforma donde facilito su difusión? ¿Cómo podría enseñarle a mis alumnos a no frecuentar ciertos lugares y, al mismo tiempo, publicitarlo?
Esto no es nuevo. Hace varios años atrás, cuando Oliver y yo lanzamos CabiAvisos, un servicio de avisos clasificados, alguien quiso publicar un aviso de lo que elegantemente llaman «damas de compañía.» Teníamos en los Términos de Uso una parte donde se especificaba que estaban prohibidos los anuncios que atenten contra la moral y buenas costumbres, así que no acepté publicar el aviso. La persona volvió a intentarlo una y otra vez, repetidas veces. Tanto Oliver como yo le dimos de baja.

No cabe duda que estas cosas son difíciles, pero es lo que me he propuesto hacer. Simplemente no puedo ser mediocre. No soy perfecto, tengo muchos, muchos defectos y créanme que no hay que buscar mucho para encontrar algo sobre qué llamarme la atención. Pero mi meta, como lo es la meta de todo cristiano verdadero, es ser hecho conforme a la imagen de Cristo (Romanos 8:29).
La palabra «cristiano» significa «pequeño Cristo.» Si tu amigo Jorge tiene un bebito, es un chiste probable que le digas «Jorgito.» A los primeros cristianos los llamaban así porque se parecían a Cristo. Hablaban y actuaban como El lo hacía. De eso se trata.

Estoy de acuerdo si un creyente lee esto y dice: «esto es difícil.» Ciertamente lo es. Y mucho. En lo que nunca estaré de acuerdo es que un creyente lea esto y diga: «Jaime decidió hacer esto, pero esto no es para mí,» porque eso significa:

a) Que estás conforme con no darle la gloria a Dios, sino por el contrario, te prestas a que Su Nombre sea manchado.
b) Que te rebota igual si vas o no a las reuniones y servicio al Señor; no porque no puedas sino porque ni siquiera tienes el deseo sincero de salir de esa situación.
c) Que vives con un pie en el Mundo y con el otro pie en la Iglesia.

Vuelvo a estar de acuerdo: es difícil. Pero no imposible. Fallaré y tropezaré y me volveré a levantar. Nada más publicar esto aquí me impone una responsabilidad tremenda encima, porque sé que habrán una mayor cantidad de ojos mirándome y otra mayor cantidad de dedos dispuestos a señalarme.

Pero no puedo hacer lo contrario. La gloria es únicamente para Dios.

Todo un padre joven

La última vez que estuve en Lima asistí a un evento de la Asociación Nacional de Webmasters Peruanos en la universidad Ricardo Palma. El proyecto para el cual estaba trabajando requería que estuviese en las instalaciones del cliente, así que me tardé en llegar. Fue la primera vez que entré a la «Richi» y estaba perdido.

Buscando el número del salón, finalmente los encontré. Habían varias personas fuera, y me pareció raro ver que eran todos un tanto mayores. Cuando llegué a la entrada del salón me recibieron muy cordialmente. Pregunté si era aquí la charla sobre webmasters y, casi sin entenderme me contestaron que sí, me dieron un folder satinado con hojas dentro y me invitaron a entrar. «Gracias por venir,» me dijo la mujer que recibía a las personas. Otra persona que estaba a su costado le comentó, «Caramba, todo un padre joven, ¿no?»

Era obvio que algo andaba mal. El salón estaba medio vacío y observé que la práctica totalidad de personas eran mucho mayores que yo. Ninguno con la pinta de saber qué significa «RSS» ni mucho menos «#0000FF». Abrí el folder y vi que contenía información sobre inscripciones, cursos, currículas, formas de pago, etc.

«Eh, hay un error,» le comenté a la mujer que me recibió. «Estoy buscando una charla de la Asociación Nacional de Webmasters… sobre Teletrabajo…»
Ella me miró con una sonrisa perfecta y le devolví el folder. «No hay problema, entiendo.»
«¿No sabe dónde es?»
«No, pero puedes preguntarle a esa persona. ¡Hasta luego!»

Resulta que a último momento habían cambiado de salones y la conferencia estaba llevándose a cabo en otro lado. Llegué y allí estaban Alex y Nelly escuchando ya una de las interesantes charlas.

Me da risa la confusión, pero a la vez admiración que nunca dejaron de tratarme bien, ni siquiera tras confirmar que yo no era, pues, un padre con un hijo en edad universitaria.