Molestos y educados

En las semanas previas al matrimonio de mi hermano, vino la familia de Sonia (mi ahora cuñadita) a hospedarse en mi casa. Son una familia grande, así que la casa estuvo repleta y viva. El día Domingo, la hermana de Sonia y su familia llenaron todo un taxi (un station wagon) así que se fueron por su cuenta a la iglesia. Nuestro taxi llegó un poco después que ellos, y una de las chicas se acercó y preguntar si teníamos sencillo para pagar su taxi.

“¿Cuánto te está cobrando?” preguntó Coco.
Luego dijo, “¿Cinco soles?”

En Ica, una carrera normal está 2 soles. 2.50 o 3 si es un tramo un tanto largo dentro de la ciudad. Cuando escuché que le estaban cobrando cinco me bajé de mi taxi y fui directamente donde estaba Carola.

“¿Cuánto es?” le pregunté al taxista mientras recibía el billete de ella.
“Cuatr–tres,” dijo el taxista.
“Ah ya, no seas vivo,” le dije molesto.
El taxista me echó una mirada y se molestó también; dijo “Yo no le había dicho nada, por si acaso.”
“Ah, disculpe entonces,” le dije.

No le creí del todo (le escuché claramente empezar a decir “cuatro” para luego bajar a “tres”), pero yo no le había escuchado si efectivamente le había querido cobrar cinco, así que me disculpé nuevamente por la confusión. Estaba molesto, mas eso no quita que uno siga siendo educado.