Mi nuevo teclado Yamaha PSR E303
Hace ya un par de años atrás me compré un controlador MIDI (un Edirol PCR-30). Fue una excelente compra, pero dos cosas siempre me incomodaron. Primeramente, que tiene 32 teclas (dos octavas y “algo más”). Eso me impedía tocar libremente y explayarme, pero para componer es suficiente, y con menos teclas el tamaño es muy portátil. La segunda cosa que me incomodaba es que es un controlador MIDI, es decir, no produce ningún sonido sino que solamente envía información MIDI a otro aparato (la computadora en mi caso) para que interprete y produzca los sonidos. Léase: si quiero tocar algo tiene que ser con la computadora conectada.
Como eran dos incomodidades no muy serias, y las demás prestaciones del teclado contrapesaban estas limitantes, he estado durante bastante tiempo reservando la compra de un segundo teclado.
Eventualmente, fui movido a comprar uno nuevo. Me senté a escribir mis requisitos y armé esta lista:
Tras decidir, comparar y mirar aquí y allá, opté por comprar un teclado nuevo en lugar de uno usado en De Remate. Me compré un teclado Yamaha PSR-E303, que es una serie reciente de teclados. Está orientado al uso casero (o sea, de músico profesional no tiene mucho) pero cumple con mis requisitos:
Fue gracioso cuando fui a averiguar en Music Market (en Miraflores). Le comenté al vendedor que buscaba un teclado MIDI para conectarlo a la computadora y me mostró un Yamaha PSR-550 que estaba como $500. Le insinué que buscaba algo más barato, así que me mostró otro modelo PSR que estaba como $400. Esta vez fui un poco más directo, pero contrariamente a mi pedido empezó a mostrarme otros modelos más caros. Por un instante pasó por mi cabeza romper el chanchito y vivir en austeridad por un par de meses, pero me quedé con mis compromisos iniciales.
Finalmente, el vendedor atinó a preguntarme cuánto era mi presupuesto.
“Doscientos,” le dije, un tanto resignado.
“¿Doscientos setenta y nueve?” me preguntó y me señaló el E303.
Toqué las teclas y no percibí velocidad, pero cuando le comenté al respecto, el vendedor pulsó un botón y allí estaba. Aún así, le pregunté si tenía otros modelos más baratos. Me contestó certeramente: “No, los demás ya son juguetes.” Me hizo reír.
Como todo buen comprador prudente, anoté el modelo del teclado en mi Palm y le di las gracias. Esa noche averigué en internet más datos sobre ese modelo, volví a echarle un ojo a los teclados en De Remate, descargué el manual en PDF de la página de Yamaha y tomé mi decisión.
Aparte de los requerimientos que estaba buscando, este teclado tiene un par de cosillas adicionales que me gustan mucho:
Lo que no tiene y, aunque puedo compensarlo con mi controlador, echo de menos:
En suma, no es un teclado que uno llevaría orgullosamente a un concierto (Natasha Luna tiene un Roland Fantom S, otro de sus músicos un Juno y otro un Triton LE), pero hace lo que quiero y tiene su personalidad. :) No necesito un workstation ya que puedo trabajarlo todo en la computadora. Tiene los requerimientos que buscaba y el precio ha sido alcanzable.