Fuera de Contexto
Ultimamente estoy escuchando mi colección de música con el modo «al azar.» Antes elegía a mano las canciones, muchas veces todas las de un solo álbum o artista juntas. Ya me había aburrido de mi colección y ya no sabía ni qué canción poner, así que me puse a probar dejarlas al azar.
Al principio escuchaba un pedacito de canción y pasaba a la siguiente. «Esta no, esta tampoco,» etc. Por ahí aparecía una favorita y la dejaba sonar.
El efecto interesante de poner música al azar es que algunas canciones que no eran tan preferidas sonaban bien fuera de su contexto, es decir, después de otra canción que no era del mismo grupo de canciones con quien siempre lo escuchaba. Estaba marcando el ritmo de cierta canción pop cuando de repente le sigue una balada de los Blue Nile que cae perfectamente como continuación.
O a veces es lo contrario, tienes una de esas canciones tristes y preciosas (Adagio de Secret Garden!) y le seguía una que te volvía a alzar los ánimos, o que contrastaba de manera apropiada el flujo musical.
A veces escuchar las cosas fuera de contexto puede resultar en sorpresas. Si tomamos esta premisa, podemos aplicar esta idea fuera de contexto. Qué pasa si cogemos un método A y lo aplicamos con el problema B, donde A está fuera de contexto? Podría resultar en sorpresas.
Por ejemplo, el libro The Hacker’s Diet. Su autor es John Walker, presidente de Autodesk, autor de las primeras versiones de AutoCAD. Como Walker mismo nos cuenta en su libro (que de paso, se los recomiendo bastante), tenía este problema de sobrepeso, así que un día se le ocurrió aplicar su misma metodología hacker de resolver problemas para resolver el problema de sobrepeso.
Tienes un método A («ingeniería») y un problema B («sobrepeso») y lo aplicas.
Otro ejemplo, el afamado físico Richard Feynman. Feynman aplicaba la física a todo cuanto ganaba su curiosidad (como la caída de una gota de agua). En una temporada en la que estaba desganado, sin motivación y sin rumbo, se percató del movimiento curioso que hizo un disco cuando uno de los muchachos de la universidad lo lanzó en la cafetería. Así que se puso a investigar ese movimiento.
Tienes un método A («física») y un problema B («por qué gira así el disco?») y lo aplicas.
A veces el resultado te da sorpresas: esa curiosidad inicial llevó a Feynman por un camino nuevo que resultó en un premio Nobel.
No todo es aplicable con todo, pero a menudo sacar algo de su contexto puede abrirte la mente a ideas que de otro modo no habrías considerado. Aquí unas ideas que se me ocurren:
– Administración de empresas y el levantarse tarde.
– Construcción de un puente y notas bajas.
– Teoría musical y la disciplina de los hijos.
– Fotografía y ordenar mi cuarto.
– Coser y pedir un aumento de sueldo.
– Cocinar e impuntualidad.
– Electrónica y obtener un empleo.
– Radiografía y comprar una casa.