Mi primera DSLR

Años atrás, mi hermano nos envió fotos familiares desde el extranjero que definieron un instante en mi vida. Esas fotografías me impactaron porque tenían cualidades profesionales. Un “desenfoque” (profundidad de campo, pero en ese tiempo no conocía el término), colores y calidad que jamás había visto en una fotografía “casera.” Mi hermano contestó a mis entusiastas preguntas por teléfono explicándome que tenía una cámara SLR (Single Lens Reflex).

Transcurrieron los años y mi interés por tener una SLR se encendió otra vez con las fotografías de Miguel Lora y sus comentarios en su blog. Yo también quería tomar fotos así de profesionales. En el 2007, cuando las cámaras digitales ya estaban reinando, me compré una Canon EOS 300 (aka Rebel 2000), mi primera SLR de rollo. Esa es la cámara con la que tomé las fotos de la boda de Aleks y Eunice, entre otras. Con esa cámara empezó mi aprendizaje serio de fotografía.

Deseoso de tener una SLR digital (DSLR), pero sin el equipamiento económico suficiente, compré con Oliver nuestras Canon Powershot S5 IS. No eran DSLRs, sino compactas avanzadas con controles manuales y prestaciones para prosumers. Esta cámara ha sido mi fiel compañera con quien he tomado incontables fotos con resultados muy satisfactorios.

Finalmente, se dio la oportunidad para comprar una DSLR propia. Siempre andaba moviendo la compra a fechas futuras, en parte pensando “aún no me he ganado el derecho de tener una DSLR,” y fue mi esposa quien desarmó todo eso y me animó a comprarla ya. Entonces todas las circunstancias comenzaron a abrirse una por una. El dinero ya estaba ahorrado, encontré una buena cámara a buen precio, luego el precio se redujo promocionalmente todavía más, unos creyentes se ofrecieron para traerla de Estados Unidos, y así sucesivamente. Ahora tengo en mis manos, finalmente, una DSLR.

Es una Canon Rebel T1i.

Sí, no es un error, es una Rebel T1i. El modelo más reciente de Canon (en el 2012) es la T4i. La T1i es un modelo del 2009. Mi nueva cámara es ya tres generaciones vieja. Y la elegí así por dos razones.

La primera es, obviamente, el precio. La T1i estaba a la mitad de su precio original de venta, al que encima hubo otro descuento adicional por temporada. ¡Era la oportunidad! Mi plan original era comprar una Rebel XSi de segunda, pero Oliver me convenció que comprar de segunda no era buena inversión. Ahora, mi T1i es refurbished, así que no es técnicamente nueva, pero está reacondicionada por Canon y con garantía — y a un precio menor de lo que iba a pagar por la XSi.

La segunda razón es que es suficiente cámara para dar el siguiente paso en mi escalera fotográfica. He aprendido a abrazar las limitaciones y no caer en la trampa de “necesitas más megapixels, menos ruido en ISOs altos, sensor más grande, otro lente más,” sino concentrarme en la técnica y sacarle hasta la última gota de lo que tengo.

La T1i que compré es sólo el cuerpo, sin lente. Tengo el lente kit 28-80mm f/3.5-5.6 III de mi EOS 300 y compré aparte un lente 50mm f/1.8 MkII usado que me costó $80. Nuevo está $140 (¡y en Saga Falabella, $170!). Este lente es también conocido como el “Nifty-Fifty” o “the Plastic Fantastic” porque es un lente de primera calidad a un precio baratísimo. El hobby fotográfico es caro (aunque no tan caro como los automóviles o aviones), pero si se sabe dónde buscar y ser paciente, es posible construir un sistema decente.

Y ahora que finalmente tengo una DSLR, ¿cuál es mi siguiente sueño fotográfico? Tomar fotos en blanco y negro y revelarlas en casa como lo hizo mi Papá.