Adiós, TextDrive

TextDrive ha cesado de existir. Hay muchos sentimientos mezclados y voy a deliberadamente omitir algunos para escribir para la posteridad del TextDrive tal como lo quiero recordar.

Cuando Ruby on Rails se alzaba en popularidad le preguntaron a su creador, David Heinemeier Hansson, “¿Y qué del alojamiento? Hay miles de proveedores que soportan PHP. ¿Cuántos hay de Ruby on Rails?”

David contestó locuazmente, “No necesitas miles, basta con uno.”

TextDrive fue durante un tiempo el proveedor de alojamiento oficial de Ruby on Rails. Inclusive parte de lo que cobraban era donado al proyecto. Cuando empecé a programar con Ruby on Rails y necesitaba un alojamiento que lo soportase, TextDrive fue mi opción. Así fue como los conocí.

La característica más importante de TextDrive era su comunidad. Dudo mucho que encuentre en los foros de otros proveedores la camaradería, amistad y profesionalismo de los TextDrivers. A pesar que participaba muy poco, visitaba a menudo los foros y conocía de nombre a los miembros. Nos ayudábamos, resolvíamos problemas, escribíamos guías y hasta teníamos una suerte de Twitter propio — esta era la época en la que Twitter devolvía Fail Whales con frecuencia.

La fama de TextDrive proviene de su peculiar concepción, recaudando dinero de los usuarios a cambio de cuentas de por vida, mientras la compañía se mantenga con vida. Yo llegué a una de las últimas oportunidades de invertir.

¿Valió la pena? Sí, definitivamente. Si hablamos en términos de dinero, mi inversión se pagó hace varios años atrás. He tenido alojamiento por ocho años en los cuales he contado con un excelente servicio. He conocido a personas muy interesantes y profesionales de quienes he aprendido mucho.
Tener este alojamiento me ha permitido probar, experimentar, lanzar proyectos y experimentos con una enorme libertad. Websites iban y venían. Alojé a amigos gratis. En épocas de vacas flacas, mi correo y websites no eran una preocupación.

Con la llegada de Joyent todo cambió. Jason Hoffman desapareció. Dean Allen trató de rescatarnos, pero su corazón y buenas intenciones no pudieron oponerse a todas las dificultades y problemas que sobrevinieron. Jacques Marneweck es nuestro sacrificado héroe que nos mantuvo a flote a pesar que no tenía la obligación de hacerlo. Es una pena ver que ha llegado a su fin. Me siento triste porque ningún alojamiento me hará sentir parte de sí como TextDrive.

No sólo pertenecíamos a TextDrive sino que, en un sentido muy real, TextDrive nos pertenecía.

C’est la vie. Nada en este mundo es para siempre y, aunque una parte de mí desearía que hubiesen sido veinte y no ocho, han sido bonitos años que voy a recordar con satisfacción.